Seis checks para evaluar la salud de tu empresa en tiempos revueltos

Por JOSÉ ANTONIO GARCÍA FDEZ.
FINANCE MANAGER CONTROLLER

Durante este último año, la inmensa mayoría de los empresarios se han visto obligados a tomar decisiones en sus negocios de un modo inmediato, y en demasiados casos, de forma improvisada.

La mayoría no tenían un plan claro más que aguantar y sobrevivir hasta que “escampara”. La incertidumbre ha hecho que las decisiones a tomar tuvieran que ser muchas veces la elección menos mala (o lo que pensáramos menos malo en esa situación).

Ni para los consultores más experimentados, una pandemia no es una variable que aparezca en un mapa de riesgos como algo a tener en consideración, ni la existencia de recetas como plan de contingencia preparado para este contratiempo.

Tras el paso de unos meses, y tras la preceptiva evaluación de daños, está claro que aún nos estamos enfrentando a un escenario todavía imprevisible y desgraciadamente de una duración indeterminada.

Durante este tiempo ha habido empresas que han cogido las riendas de este caballo desbocado y tomado cartas en el asunto, pero muchas esperan que la situación se recupere por el curso natural de los acontecimientos, confiando en que su cuenta de resultados vuelva a ser la que valorábamos justo hace un año de mitad del mes de marzo de 2020. La mala noticia es que es muy probable que eso no sea así.

Es incuestionable que la demanda de bienes de consumo en general ha descendido. Hay sectores estratégicos como el de automoción, hostelería y el turismo que han sufrido caidas nunca vistas, muchas empresas sobreviven como meros zombis gracias a los fondos de liquidez del ICO gubernamentales que se buscan prorrogar para evitar una hecatombe y hay gran cantidad de trabajadores en los famosos ERTEs, muchos de los cuales, no nos engañemos, terminarán en EREs.

Las ayudas europeas espero que actúe como 7ª de Caballería y salve en cierta medida esta situación, pero no cabe duda, que seguiremos viviendo tiempos duros para las empresas y para la sociedad española en general.

La obligación de las empresas tiene que ser la de asumir esta situación y gestionarla de la mejor manera. Para ello, el primer paso es ser realista y tener un plan de actuación contundente y regulable para los peores escenarios. Un plan de reestructuración.

 

 

Principales alarmas a tener en cuenta

Una de las primeras preguntas a hacerse acerca de acometer un plan de reestructuración es cuándo empezar a definirlo.

Para ello es primordial tener claras las principales alarmas que nos avisarán que estamos en una situación comprometida:

Impacto generalizado en el sector

Si los negocios o empresas de tu mismo gremio, tu sector, están atravesando problemas de forma generalizada, es necesario conocer si podemos terminar en la misma situación.

Por ejemplo, en la crisis inmobiliaria de 2008, algunas empresas continuaban vendiendo pisos por características específicas de su nicho (vacacionales, en lugares muy privilegiados con mucha demanda local…) pero luego entraron irremediablemente en crisis y quiebras como el resto del sector.

Puenting de las ventas o, mejor en la cartera de pedidos.

Parece obvio, pero en la realidad no lo es tanto. Cuando notamos esto, la crisis está muy cerca. La monitorización de la cartera de pedidos (sobre todo si hay decalaje entre la entrada de pedidos y la facturación) es el indicador clave para redimensionar la empresa.

Surfeo de la crisis en tus clientes o en los clientes de tus clientes

Para mí, es el principal termómetro a medir. Otro ejemplo en la misma crisis del ladrillo fue la de las empresas auxiliares de materiales de construcción. La inmobiliaria contrataba a la constructora que contrataba la empresa de materiales. Las crisis suelen empezar en el primer eslabón de la cadena, pero va transmitiéndose retrasada según el ciclo de cada uno de ellos (venta de pisos, certificaciones de obra…).

Alteraciones en la cadena de suministros

En muchos casos, las alteraciones en la oferta provocan excedentes o escasez del producto ofertado, lo que se repercute en su precio y el acceso a ese producto. Puede ser un síntoma del inicio de la ola de la crisis. Por eso lo considero otro punto a tener en cuenta y una de las grandes tareas en la gestión de crisis es asegurar el suministro

Turbulencias en la cuenta de resultados

Este es evidente y consecuencia sobre todo del punto 2 de este checking. Es el indicador más importante para el medio y largo plazo (con duración de la crisis que podríamos hablar de 6 meses a un año y medio), ya que demostrará que entramos en punto de equilibrio. Debemos estudiar muy atentamente, sin duda, todos los costes variables y fijos y ponerlos en cuestión para renegociarlos y tratar en la medida que se pueda en reducirlos.

Descalabros en la CAJA

La tesorería va a ser el verdadero testigo a observar de la buena gestión de la crisis. La Caja es lo que debemos defender a toda costa, muchas veces por encima de los propios resultados de la cuenta de pérdidas y ganancias en estos momentos de Tsunami económico y social. La verdadera gasolina de la empresa es la caja, los cobros, la tesorería, como lo quieras denominar.

Debemos mantenerla viva y con el suficiente margen de actuación cuando estamos en tiempos de inestabilidad como el que vivimos ya que va a ser lo que nos va a limitar a la hora de tomar decisiones drásticas.

De hecho, entrar con caja suficiente en una reestructuración es fundamental para la toma de decisiones rápidas (reducción de gastos, resolución de contratos…) y previsiblemente necesarias en momentos difíciles.

Para ello, (y no solo en tiempos de incertidumbre), es básico disponer de una muy buena previsión de cobros y pagos para no llevarnos sorpresas, y, si se acercan curvas, mejorar la gestión de cobros y pagos y reducir existencias y asegurar la disponibilidad de financiación (a corto, y sobre todo estructurar la deuda a largo plazo para no depender de financiación a corto que nos puedan retirar).

Esta batería de testigos son los principales de tener encendidos y con fusibles revisados continuamente a la hora de olernos previsibles problemas en nuestras empresas para tomar las decisiones que a ninguno nos gusta tomar, pero que responsablemente debemos valorar en las empresas, y más en situaciones complicadas.

Como digo muchas veces tu negocio es un barco y debes mantenerlo a flote a toda costa por ti y por los compañeros de viaje que tienes y entre tu y ellos tenéis que llevarlo a puerto seguro o capear la tormenta con las velas lo más enteras posibles.

Y ahora…después de estas pistas ¿crees que tu empresa necesita un plan de reestructuración?

 

JOSÉ ANTONIO GARCÍA FDEZ.
FINANCE MANAGER CONTROLLER
MASTER EN DIRECCIÓN FINANCIERA Y EXECUTIVE MBA INTERNATIONAL

 

 

 

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